La aberrometría ocular es un examen diagnóstico avanzado que permite estudiar con gran precisión la forma en que la luz se comporta al atravesar las distintas estructuras del ojo. Su objetivo es detectar aberraciones ópticas, es decir, imperfecciones en el sistema visual que pueden afectar la calidad de la visión, incluso cuando no hay un error refractivo evidente.
A diferencia de los exámenes oftalmológicos convencionales, que detectan condiciones como la miopía, hipermetropía o astigmatismo, la aberrometría identifica también las llamadas aberraciones de alto orden, que no se corrigen con anteojos ni lentes de contacto tradicionales. Estas aberraciones pueden provocar síntomas como visión borrosa, halos, deslumbramientos nocturnos o dificultad para enfocar, y suelen pasar desapercibidas en evaluaciones estándar.
El estudio se realiza mediante un dispositivo especializado llamado aberrómetro, el cual proyecta un haz de luz dentro del ojo y analiza cómo se refleja al salir. Este proceso permite generar un mapa tridimensional del frente de onda ocular, que revela cómo la córnea y el cristalino afectan el paso de la luz. Gracias a esta información, el especialista puede evaluar con mayor detalle la calidad óptica del ojo y tomar decisiones más precisas respecto al tratamiento.
Este examen es especialmente útil en las siguientes situaciones:
La aberrometría es un procedimiento rápido, indoloro y no invasivo, que aporta información clave para lograr una visión de mayor nitidez y confort, especialmente en pacientes que buscan soluciones personalizadas y de alta precisión.